Por
aborto se entiende la pérdida del embrión o del feto
antes de que éste haya llegado a un desarrollo suficiente que le permite vivir de un modo independiente.
Se considera como aborto la interrupción del embarazo desde el momento de la concepción hasta finales del 6° mes. La expulsión o pérdida del feto, a partir del 7° mes, se considera como parto prematuro.
Se considera como aborto la interrupción del embarazo desde el momento de la concepción hasta finales del 6° mes. La expulsión o pérdida del feto, a partir del 7° mes, se considera como parto prematuro.
Aborto natural o espontáneo
Es llamado así
cuando se produce por causas involuntarias, suele ocurrir al tercer mes de
gestación. Una mujer embarazada presenta riesgos de aborto natural cuando se
manifiestan estos síntomas:
Contracciones del útero.
Sensación de hemorragia interna.
Manchas de sangre proveniente del útero.
Si la futura madre presenta estos síntomas y es atendida a tiempo por un médico, es posible que le embarazo pueda ser protegido.
Las consecuencias más frecuentes de aborto natural son:
Golpes, caídas, accidentes de tránsito, exceso de trabajo.
Mala alimentación o desnutrición de la madre.
Enfermedades o defectos uterinos (cáncer del útero, malformación uterina).
Enfermedades infecciosas de la madre (sífilis, tuberculosis, toxoplasmosis, etc.).
Sensación de hemorragia interna.
Manchas de sangre proveniente del útero.
Si la futura madre presenta estos síntomas y es atendida a tiempo por un médico, es posible que le embarazo pueda ser protegido.
Las consecuencias más frecuentes de aborto natural son:
Golpes, caídas, accidentes de tránsito, exceso de trabajo.
Mala alimentación o desnutrición de la madre.
Enfermedades o defectos uterinos (cáncer del útero, malformación uterina).
Enfermedades infecciosas de la madre (sífilis, tuberculosis, toxoplasmosis, etc.).
Aborto provocado o inducido
Es llamado así cuando es consecuencia del esfuerzo intencional
(manipulaciones, intervención quirúrgica, uso de drogas abortivas) para poner
fin al embarazo.
Aborto terapéutico
Es el
aborto provocado con el fin de salvar la vida de la madre o para evitar el
nacimiento de un niño o niña con defectos o malformaciones físicas o mentales
muy graves e incurables, que le impedirán mantener una vida normal.
Aborto clandestino o
criminal
Es el aborto practicado con la intención única de eliminar un
hijo o hija no deseado o deseada ya sea por razones sociales (madres
solteras) o económicas (familias pobres sin recursos para cuidar
adecuadamente al hijo).
Consecuencia del aborto
Desde el punto de visto físico, el aborto clandestino es la
principal consecuencia de mortalidad materna. Aunque no se conocen cifras
exactas se creen que mueren varios miles de mujeres, a consecuencia de un
aborto practicado, en clínicas fantasmas o por personas que desconocen las
técnicas médicas y las medidas higiénicas adecuadas.
En consecuencia se originan hemorragias intensas que conducen a un sangra miento total, perforaciones del útero que pueden implicar una esterilidad permanente o infecciones fatales para la madre.
En consecuencia se originan hemorragias intensas que conducen a un sangra miento total, perforaciones del útero que pueden implicar una esterilidad permanente o infecciones fatales para la madre.
El aborto y la moral
La iglesia católica y muchas otras instituciones religiosas y civiles,
condenan de una manera clara y definitiva el aborto provocado en todas sus
manifestaciones tanto terapéuticas como clandestinas.
Se basan en el siguiente principio básico: La vida humana, en cualquier de sus etapas, debe ser respetada. La iglesia defiende el derecho de la vida de un ser inocente e indefenso como lo es un embrión o un feto. En base al mismo principio, tanto la persona que acepta practicarse el aborto como la que lo realiza es un asesino y, por lo tanto, es responsable ante su conciencia, ante las autoridades civiles y ante Dios.
Se basan en el siguiente principio básico: La vida humana, en cualquier de sus etapas, debe ser respetada. La iglesia defiende el derecho de la vida de un ser inocente e indefenso como lo es un embrión o un feto. En base al mismo principio, tanto la persona que acepta practicarse el aborto como la que lo realiza es un asesino y, por lo tanto, es responsable ante su conciencia, ante las autoridades civiles y ante Dios.
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